Por Cecilia Mangione y Andrea Cañuqueo
Como proponían nuestros antiguos maestros, no hay teorías sustentables que no se verifiquen con las prácticas. Por ello, viajamos hasta Esquel para experimentar in situ las vivencias provocadas por el recorrido del famoso “trencito” de la Trochita, entre esa ciudad y la comunidad Nahuelpan.
El trabajo comenzó el año pasado dentro del subgrupo de Historia del Ferrocarril cuando nos propusimos realizar una historización del viejo tren. Por entonces, se presentó una ponencia que daba cuenta de dos etapas diferenciadas: el período anterior a 1997 que se caracterizaba por realizar transporte de cargas y pasajeros, en el que claramente se cumplía con una función económica y social. El ramal de La Trochita atravesaba la estepa desde Chubut hasta la costa rionegrina, su función era transportar principalmente lana y ganado pero también mercadería y pasajeros. El periodo posterior caracterizado por un cambio radical, el turístico.
El objetivo de este trabajo de campo fue intentar dilucidar la articulación en el lugar entre el trabajo de La Trochita y la comunidad y encontrar relaciones en ambos periodos.
Las patas en el barro.
Salimos de Bariloche y llegamos a Esquel un día viernes; nos ubicamos en la ciudad y una vez que nos comunicamos con los contactos que habíamos establecido previamente, entre ellos, Argentino Nahuelpan (referente de la comunidad) y Francisco Huenchuman (empleado de la Secretaria de Cultura de la municipalidad de Esquel) comenzamos a planificar el trabajo. Al día siguiente nos embarcamos en La Trochita, rumbo a Nahuelpán. A bordo realizamos una entrevista al músico Eduardo Paillacán que presenta su música en los vagones. Cuando llegamos nos encontramos con algunos de los integrantes de la comunidad que venden sus producciones en la feria de artesanos y con integrantes de otra familia, los Antieco, con quienes tuvimos una interesante charla.
Pasamos la tarde en la comunidad en la casa familia Huenchumany volvimos a Esquel para encontrarnos con Argentino Nahuelpan y entrevistarnos con él.
“Los imponderables”
La experiencia del trabajo de campo nos encontró con imprevistos, aun habiendo planificado con anticipación nuestros pasos a seguir, lo que nos hizo y nos hace pensar aun que el “estar allí” nos hace conscientes del encuentro de los distintos sentidos comunes. Lo que esperamos encontrar puede resultar o se puede dar de otra manera. Esto lo pudimos comprobar cuando enfrentamos nuestros propios sentidos comunes con los hechos en el trabajo de campo, y cuando a lo largo de la investigación surgieron situaciones que no fueron planificadas y sin embargo aportan a lo que nos proponíamos investigar, las relaciones que se han construido y se construyen en torno a la etapa inicial y actual de La Trochita.
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